El perdón no es primo de la disculpa;
palabras disímiles para el sentir humano,
el primero obliga a reconocer errores y debilidades
y el segundo a pasar por alto algo que no estaba en el plan.
Nos hacemos grandes si perdonamos como niños,
admitiendo voluntad para olvidar,
decantando las pasiones egoístas
que nos llevan a actuar sin pensar.
La disculpa estará sugerida sobre un hecho,
si por un imprevisto obligó a faltar,
no hubo afán de quedar en delito,
mas sobre conciencia se nos pide indultar.
Perdón y disculpa
ambos vienen a aflorar,
sólo en personas de esta tierra
que sólo piensan y deciden amar.
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