domingo, 16 de noviembre de 2014

Al sentir del escritor, narrador o poeta

Escribir es un alivio para quien desea observar los pensamientos;
de magulladas emociones hacen presa palabras,
exhalando desde su pluma, a veces irreconocibles tempestades para el mundo.

Y qué importa, si lo que escribe el poeta o el que narra,
no hace eco o sentido en el que lo lee; 
¿Qué no saben? ¡Lo hace nada más que para desahogar lo que siente!

¿Y a quién le escribe el poeta? La respuesta es: A uno solo en su mente,
pero solo ha de retumbar en aquel que realmente lo interprete. 

Como un ermitaño que conversa con su sombra,
sin importar lo que los demás piensan de él,
semeja lava de un volcán en erupción para decantar lo que observa,
lo que lo aprisiona.

Puede hallar objeto lírico en cualquier cosa,
a veces cronista, a veces poeta, a veces solo él en su planeta.

En raras ocasiones, y para su sorpresa,
alguien tan compasivo sobre su idioma,
aprecia lo que del corazón le ha nacido. 

Y agradecido en el misterio de sus pensamientos,
otro loco!! dice también le ha comprendido.