Allí donde las teclas parecían de
piano,
con mi mejor música.
Temblorosa,
mis manos te escribían mi amor,
mis manos te escribían mi amor,
quería alegrar tu día,
quería ser tu musa.
Y hallé sonidos destemplados
a la vuelta de la esquina,
a la vuelta de la esquina,
una corrección funesta, dolorosa,
a mi partitura te nacía.
a mi partitura te nacía.
Entre silencios de cuatro tiempos,
mi corazón saltaba,
nada comprendía...
nada comprendía...
...allí donde una blanca se hace negra,
con sinuosas contratiempos,
la ira te rodeaba, me hacías trizas.
¿Y yo?
Quedé helada, ya no hablaba,
ya no sonreía.
¿Qué hice de malo?, ¿Por qué no me
entendías?
Las semifusas en contrapunto, no
daban tregua,
No hay comentarios:
Publicar un comentario