Dedicado a los anónimos servidores de fuego,
mujeres y hombres de mi país y del mundo.
mujeres y hombres de mi país y del mundo.
Que no te
sorprenda mi muerte
si me hallas
siendo bombero;
cerraré mis ojos
unos días,
pero nunca para
mis compañeros.
Un golpe, una luz
sorprendió mi vida en la hora del llamado,
sorprendió mi vida en la hora del llamado,
otros antes que
yo lo sabían,
ya han muerto y
me están esperando.
Comandantes,
Tenientes y voluntarios,
hermanos de otras
épocas, de otros países,
me abrazaron en
el acto.
Los que me vieron
partir me recordarán entre pitones,
compartiendo una
Guardia,
enseñando mi
familia,
siendo feliz asistiendo
a una vida,
alzando mi hacha, tripulando el carro
entre grandes mujeres y hombres.
Mi uniforme es mi
piel
y una cucarda con número llevo por nombre,
y una cucarda con número llevo por nombre,
que más podía
ser, que bombero de mi ciudad,
para servir con
orgullo,
presto al llamado de las voces.
Como rinoceronte
en selva, velaré por mis hermanos,
en retribución al
honor en que me han puesto
y el funeral que me han dado.
y el funeral que me han dado.
A perpetuidad
dirán mi nombre en una lista,
sin pensar y merecerlo,
sin pensar y merecerlo,
por el sólo hecho
de haber muerto en acto del servicio,
como bombero profesional y voluntario.
como bombero profesional y voluntario.
Por eso no llores tanto mi muerte,
que mi memoria y mi trabajo serán recordados,
que mi memoria y mi trabajo serán recordados,
por los que de lejos
y de otras tierras
se encontraban conmigo, en ese llamado.
Honor y Gloria a los bomberos muertos del mundo,
de mi país
y los que estuvieron a mi lado.
se encontraban conmigo, en ese llamado.
Honor y Gloria a los bomberos muertos del mundo,
de mi país
y los que estuvieron a mi lado.