lunes, 18 de marzo de 2013

La buena música se queda sin Horizonte ni Oasis donde habitar


Mientras pienso en la inmensa cantidad de gente, que al igual que yo, deberemos hacer un borrón a la selección en nuestras radios, ancladas en nuestros celulares, marcador de Favorito en historial web, equipo de dormitorio, living, auto y donde hayamos puesto las radioemisoras Oasis 102.1 MHz del dial FM de Santiago en Chile y Horizonte 103.3 MHz a contar del 19 de marzo del presente año, descabelladamente, de alguna forma, pienso en un duelo radial.


Mis preferencias musicales desde niña siempre han sido especiales. Cuando todo mundo adolescente de los 80’s apreciaba mayormente la música de Madonna, de los trasandinos Soda Estéreo y otros llamados del rock latino en Chile, y mis padres llenaban sus espacios con música clásica, o docta, con más ímpetu y rebeldía juvenil, mi mente, también adolescente, no logró divorciarse de las vibraciones de la música popular ítalo-franco-inglesa, de los 50, 60 y 70’s, que escuchaba primero en mi leal radio Philips tipo 09RH786'00 y luego grababa en mi National Panasonic stereo, doble casetera, en modernas cintas Maxell, Sony, TDK, del tipo normal y luego del tipo Metal para el entendido.


A medida que los años pasaron, mi preferencia a estilo no sufrió grandes modificaciones,  nunca he quitado cantantes, pero muy selectivamente he agregado uno que otro músico para disfrutar.

Al llegar el siglo XXI, toda la sociedad había cambiado, las programaciones musicales de las estaciones de radio iban con los tiempos, ya no se usaban discos de acetáto, dat, ni casettes,  todo se inundó de remasterizaciones y compact disc. 

Estar en la categoría de adulto contemporáneo clásico no era fácil, hallar juntos en el dial a cantantes como Edith Piaf, Adamo, Pascal Danel, Joe Dasin, Tom Jones, Becaud, The Beatles, The Doors, Elvis Presley, Procol Harum, The Creedence Clearwater Revival, The Beach Boys y The Queen, por mencionar a algunos, era por decir lo menos imposible.

Un día del año 2001, cuando iba en un taxi, escuché por varias cuadras algo que me llamó la atención, una selección musical de lujo, que me recordó los más de 100 casettes que había grabado y guardado con tanto esmero y cuidado. ¿Qué radio es esa? ¡La Oasis!, ¿No la ha escuchado todavia? con mucho entusiasmo me dijo el chofer, ¿Y dónde está?..ansiosa le pregunté..búsquela en la 102.1 FM, ¡Esto sí que es música! le dije..no como los tarros que abundan..
A mis adentros, pensé y pensé en el número, no lo quería olvidar, ya que no tenía dónde anotar.
A penas terminada la rutina del día, llegué a mi casa, la sintonicé en el dial digital de la radio del living, entré a mi cuarto y al cabo de un buen rato, la hice calzar en el dial análogo de mi  fiel radio Philips. De ahí en adelante, adoré reencontrarme con ellos, en espacios dedicados como los de Jeanette Frazier, don Julian García Reyes (quien además nos ha regalado hermosos temas de reflexión a lo largo de los años) y don Javier Miranda, entre tantos otros.

Se, que aunque la radio se venda, y aunque tenga la intensión de continuar lo que don Julian creó, nada será igual. La sinergia reinante, de alba a media noche, es única. Cada uno de los que tenía espacio en ella, hizo de esta radio mi preferida en su género.  


Muchas gracias a todos ellos, por haberme acompañado en mis horas de descanso, en mis viajes, en mis horas de desvelo y estudio.

La buena música de verdad se queda sin Horizonte ni Oasis donde acampar, lo dice quien desde un comienzo ha sido vuestra auditora, especialmente hoy.

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